San Damon

San Damon, nacido en París en 1972, inventó el Oniroscopismo en los años 2000. El Oniroscopismo (de Oniros – soñar y Scopos – quien observa el movimiento) o su gramática de tonos y matices que cooperan con una arquitectura de la luz singularmente inhabitual.

Los personajes toman un aspecto de bronce, la vegetación es soñadora, los objectos toman un simbolismo inesperado. Uno siente la impresión de flotar en otra dimensión, la tercera, la cuarta, la octava, no se sabe más, una euforia se une a la confusión.

Su trabajo es plateado, por lo tanto permite profundidades de campo y expansiones extraordinarias, así como los baños que el artista, de acuerdo con su inspiración, sobreexpone o subexpone.

Cuando Jesús se convirtió en Cristo

Él está ahí, es nuestro tiempo y San Damon no economiza la alegoría, poderosa.

La obra representa Jesús rodeado por una vegetación traspuesta, como una especie de jardín del Edén. La expresión de la cara y la mirada de Cristo son determinadas pero dulces a la vez. Tenemos ganas de seguirlo, comprendemos el perdón y en lo que está edificado el catolicismo. Es una de las escasas Crucifixiones representadas horizontalmente, lo que le da un impacto fenomenal, una espiritualidad inaudita y una proximidad casi íntima, que debe todo al tratamiento que el artista instaura.